lunes, 16 de abril de 2012

¿Qué quiere vendernos la neurociencia? (1ª parte)


La irrupción de las disciplinas englobadas bajo el nombre de neurociencia ha causado un profundo impacto no sólo en el mundo académico y de investigación sino también en la cultura popular. Los descubrimientos que aportan acerca del funcionamiento del cerebro no se limitan al campo de los especialistas sino que se dirigen a transformar la manera cómo concebimos la condición humana. Golpean con fuerza en campos como el amor, la moral, la política, la felicidad, la toma de decisiones, etc. En este último campo inundan de incertidumbre la capacidad del individuo para decidir. Ya no se trata de que las condiciones en las que tomamos decisiones sean inciertas e inseguras sino que la inseguridad reside en el mismo sujeto que decide y en el grado de conciencia que tiene ese proceso de decisión.

La neurociencia reabre el debate acerca del determinismo y el libre albedrío centrándolo en un plano intrapsíquico. No se trata de si el individuo decide de forma libre y voluntaria, sin presiones o coacciones externas, sino de si ese individuo es capaz de tomar una decisión de forma plenamente consciente, de si en una situación en la que goza de total libertad para actuar puede hacerlo conscientemente. La neurociencia propone que la incertidumbre no termine en el momento en que tomo una decisión “libremente”: ¿Podría haber actuado de un modo distinto? ¿Están mis actos en mis manos? O por el contrario ¿existen una serie de variables que actúan de forma inconsciente y me empujan a tomar una decisión de modo que no podría haber tomado otra distinta?

Parece que no es pretensión de la neurociencia dilapidar el debate antiquísimo sobre la voluntad libre, es difícil definir el concepto de libre albedrío de un modo que permita la constatación empírica del mismo y los neurocientíficos no están dispuestos a investigar ambigüedades poco positivistas. Aún así y más allá de los numerosos matices que tienen las investigaciones realizadas bajo el paradigma de la neurociencia y de la dificultad que su comprensión conlleva por parte de aquellos no expertos en la materia, los titulares que nos brindan son claros: “No somos plenamente conscientes de las decisiones que tomamos”, “las decisiones son en gran parte inconscientes”, “no sabemos cómo ni por qué decidimos”, etc.

El experimento de Libet

Una de las aportaciones que más ha contribuido a la discusión y replanteamiento del grado de libertad en nuestra toma de decisiones es el célebre experimento del neurólogo estadounidense Benjamin Libet. En los años 70 Libet inicia un experimento, apoyándose en los trabajos de dos neurólogos alemanes, Kornhuber y Deecke y en el concepto, acuñado por estos, de «potencial de disposición» que se refiere a un cambio eléctrico en determinadas áreas del cerebro que precede a una acción futura. En el experimento se pedía a los sujetos que realizaran acciones simples como mover un dedo en el momento en que quisieran. La opinión común defendería que en el momento en que el sujeto decide conscientemente mover un dedo, se inician las órdenes en el cerebro para cumplir tal cometido. Pero lo que mostró el experimento es que en el cerebro se produce una carga eléctrica, el mencionado «potencial de disposición» que sucede unos milisegundos antes de que el sujeto sea consciente de su intención de iniciar la acción. Estos resultados vendrían a defender que el cerebro inicia los actos para realizar tal acción antes de que el sujeto haya incluso decidido de forma consciente realizar tal acción, lo cual podría dejar en entredicho el concepto del libre albedrío, o al menos una forma de entender ese concepto. No obstante, Libet defiende la existencia de lo que él llama un «veto» que sería la capacidad de la conciencia para impedir o bloquear un acto iniciado por el cerebro.

El experimento de Libet es replicado por otros más recientes, en la Universidad de Berlín, John Dylan Haynes ha realizado experimentos en el mismo sentido. En este caso, Haynes pidió a los sujetos que decidieran pulsar un botón a su derecha o a su izquierda, y los resultados muestran que el lapso de tiempo entre el inicio de la actividad cerebral y la consciencia subjetiva de realizar la acción no es de unos milisegundos sino que está ¡¡¡¡entre los 5 y 10 segundos!!!! Además Haynes afirma que mientras que 10 segundos antes podemos observar actividad cerebral, 5 segundos antes de poner en marcha la consciencia el cerebro ya habría tomado la decisión de pulsar uno u otro botón.

Parecería entonces que el papel de la consciencia se reserva al de justificación a posteriori de las decisiones que toma el cerebro. En palabras del neurocientífico indio Vilanayur S. Ramachandran: «es casi como si nuestro cerebro fuera el verdadero responsable y nuestro “libre albedrío” fuera una racionalización post-hoc»

Los experimentos de los neurocientíficos Petter Johansson y Lars Hall van en la dirección de mostrarnos lo inexpertos que somos al tomar decisiones y lo buenos que somos al engañarnos a nosotros mismos justificando las decisiones que tomamos. En este caso sus experimentos destacan por su sencillez. En uno muestran dos fotografías de caras y piden al sujeto que escoja una de las dos para luego, y sin que el sujeto se dé cuenta, cambiarla por la otra y pedir que justifique su elección. En un alto porcentaje los sujetos no perciben el cambio y acaban justificando una elección que no habían hecho. Otro experimento sigue la misma lógica, pero en este caso proponen una afirmación como “Una acción militar nunca está bien si mueren inocentes” y piden al sujeto que muestre su grado de acuerdo en una escala del 1 al 7.  Posteriormente hacen creer al sujeto que su respuesta fue la proporcionalmente inversa a la que dio en realidad y le piden que la justifique, en este caso el porcentaje de gente que justifica su respuesta sin percibir el cambio es menor que en el de las fotografías pero aún así es sorprendente.



Redes: Las decisiones son inconscientes - Con John Dylan Haynes

<< ¿Somos libres cuando decidimos? ¿Qué margen tiene el libre albedrío ahora que la neurociencia comienza a desvelar el gran poder del inconsciente? Ya hay máquinas para ver cómo decide el cerebro y los primeros resultados muestran que, antes de entrar en la conciencia, muchas decisiones ya están tomadas por complejas redes cerebrales>>



La discusión está abierta y parece que durará tiempo. Aunque no sea voluntad de los neurocientíficos cuestionar el libre albedrío será inevitable que constantemente se recurra a ello. Lo que sí es innegable es la importancia que tiene el inconsciente en el proceso de toma de decisiones y la incertidumbre con la que el sujeto actual debe afrontar ese proceso. La neurocienca ha llegado pisando fuerte y ha llegado para quedarse durante mucho tiempo. Aquellos que son recelosos por naturaleza pueden pensar que este tipo de informaciones están perfectamente meditadas. Se cuenta la anécdota que la Canciller alemana Angela Merkel en la celebración de su cincuenta cumpleaños invitó a dar una charla al neurocientífico Wolf Singer quien afirmó que el «hombre no posee una voluntad libre, en realidad es conducido por neuronas. El hombre ya está determinado en sus decisiones entre el bien y el mal». Días después se comentaba con sarcasmo que, en Alemania, los políticos estaban contentos, no fueron sus antepasados alemanes quienes mataron a millones de judíos sino sus neuronas. ¿Aquellos codiciosos que nos llevaron a la actual crisis económica son responsables de sus actos? ¿Podemos pedirles responsabilidades por los abusos que cometieron, o debemos pedirlas a sus neuronas? ¿Quizás los resultados neurocientíficos sean la mejor coartada moral para las impunes élites que gobiernan el mundo?






Redes: Sabemos que no sabemos lo que decidimos -  Con Aldo Rustichini.

Es interesante su reflexión acerca de que una de las posibles hipótesis que podría explicar, en parte, las causas de la crisis económica, es la elevada concentración de testosterona en los traders varones, lo que les lleva a tomar decisiones más arriesgadas. Y la proposición de algunas personas de incluir a más mujeres en los mercados bursátiles para volverlos más estables.

<< ¿Somos conscientes de todos los factores que nos influyen a la hora de tomar una decisión? Al igual que muchos economistas, solemos pensar que nuestras decisiones están basadas en razonamientos fríos y calculadores, pero no podríamos estar más equivocados. En este capítulo de Redes, el neuroeconomista de la Universidad de Cambridge, Aldo Rustichini, le explica a Punset que el 90% de nuestras decisiones son inconscientes y que esto no es motivo de alarma. La mayor parte de estas elecciones están basadas en un proceso muy ingenioso y sofisticado que garantiza un análisis preciso y racional, a pesar de ser inconsciente>>



Marc.


[sigue en la 2ª parte http://meditacionespsicosoficas.blogspot.com.es/2012/04/que-quiere-vendernos-la-neurociencia.html ] El debate entre el determinismo neurocientífico y el concepto de plasticidad cerebral.

1 comentario:

  1. http://www.unav.es/cryf/libet.html

    Artículo

    Tiempo, conciencia y libertad: consideraciones en torno a los experimentos de B. Libet y colaboradores

    de la Universidad de Navarra

    Interesante reflexión des de la filosofia sobre los resultados del paradigma de Libet, sobretodo por lo que respecta a la concepción de libertad.

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